No se que me ha sucedido el día de hoy. De golpe, se me han venido multitud de mujeres al corazón y de ahí, en pocos minutos, montones de imágenes pasaron como diapositivas por mi mente.
Aquella que trabaja en un lugar lleno de misóginos regando por el mundo sus inseguridades y miedo.
La otra que está luchando por regresar al mundo laboral y tratando de equilibrar su vida.
La de más allá, aprendiendo cosas nuevas, organizando sus actividades y las de otros, haciendo malabares con su tiempo.
Otra, llevando a cuestas la responsabilidad de su familia, viviendo en silencio el distanciamiento de sus hijos.
La que después de muy, muy largos años de aprendizaje, al fin es Felíz con mayúsculas, ve los días como frutos y los disfruta y saborea.
Una más, que en un momento de desesperación tuvo el deseo de bajarse del mundo y renaciendo, se reinventa.
Aquella que haciendo todo lo que le dicen y se le ocurre, no pierde la esperanza ni el buen humor, segura que "algo" le funcionará.
También aparece la del marido "difícil" que sigue sosteniendo su relación, pese a todo.
La que sigue viviendo a través de los hijos, la que vive a través del esposo, la que prácticamente no vive, por miedo.
La que iniciando la vida, se lo toma con calma y seguridad; la total inconsciente, como veleta al viento; la que oculta sus miedos y se arriesga y sólo puede ganar, la que rompe las reglas...
más allá, otra, que lo último que escribió es triste, más sola se da ánimos y continúa en el juego.
Tantas, son tantas, son todas.
Estoy entendiendo esto de la energía del corazón y que lo que de ahí viene es en luz y en bien. El amor me llena por completo. El sentimiento de gratitud por cada una de esas mujeres, que me han dado la oportunidad de conocerlas, de aprender de ellas, de amarlas, me abruma.
¡Despierten ya! Son perfectas. Es tiempo de crear la vida que cada una quiere, en armonía y felicidad.