Ayer, con la entrada de una nueva onda fría, se desataron rachas de viento intensas, lo cual causó algunos estragos, más o menos graves, según nos afecten o no. En mi caso, la zona donde vivo quedó sin luz durante 22 horas. Para mi familia, estar sin energía eléctrica es grave. No sabemos estar sin ella. El problema no es tener luz, pues con la gran cantidad de velas que hay en casa, no solo no estuvimos a oscuras, sino que el ambiente que crean es suave, relajante, agradable; el problema es el hielo que consumimos, el microondas y el pequeño horno, el portón que hubo que dejar abierto (con los inconvenientes que conlleva), la podadora, la bomba para subir agua al tinaco, la lavadora, la plancha, los aparatos con los que mi hija y yo nos arreglamos el cabello, la televisión, la descarga de los celulares (lo cual significa "incomunicación severa con el mundo") y el conflicto máximo: la computadora a través de la cual nos mantenemos informados, nos comunicamos, nos entretenemos, etc., etc., etc.
Leía hace poco tiempo, que los científicos están muy avanzados en la investigación y uso de la energía a través de la fusión en frío, señalándola como "limpia" y barata. Ojalá (que significa "Dios quiera") que así sea... ya nos urgen buenas alternativas para no dejar lo cotidiano en suspenso, a través de una simple falla de la electricidad.