Angel de la Ley

Hace tiempo, en un taller sobre ángeles en el que participé, nos decían que al nacer se nos asignan varios ángeles que nos acompañarían a lo largo de nuestra vida en la tierra. Uno de ellos, el más conocido, es el Angel de la Guarda, aquel que a la mayoría nos enseñaron a rezarle por las noches, que nos cuida, nos aleja de los peligros y es nuestro amigo y compañero siempre. Otro es el llamado "Angel de la Ley", cuya función es que se cumpla aquello que nuestro espíritu determinó como aprendizaje y/o misión (que en realidad, no es una, sino muchas) en la vida que iniciamos. Este ángel se encarga de detener y bloquear a la gente buena que, en su afán de ayudarnos, retrasa nuestras lecciones y aprendizaje. En ese momento no supe como tomar aquello que se me decía como cierto; chocaba con lo que sabía desde siempre, que es ayudar a los que tienen menos, dar hasta que duela, quitarme el pan de la boca para alimentar al hambriento, dar apoyo físico y emocional a quien lo necesitara, etc., si no lo hacía, el castigo sería la culpa, el asumirme y reconocerme como egoista y lo peor: más tarde o más temprano, me sería quitado todo lo que tuviera y amara... estaría en la misma situación de aquel necesitado "para que aprendiera lo que se siente" y obviamente, no habría nadie para ayudarme.
Fue largo el proceso de confrontar mis creencias, comprobar qué tanta verdad había en una y en otra afirmacion, abrir los ojos y ver la vida con una perspectiva nueva, la perspectiva que me daba la nueva información, porque yo era "buena", ayudaba a los demás, a veces, más de lo que en realidad podía o quería y eso me hacía sentir "más buena" todavía. Observandome atentamente, fuí dandome cuenta que mucha de mi bondad se basaba en el miedo... el miedo a perder lo que amaba, el miedo a perder la buena vida que con mucha dedicación y esfuerzo estaba consiguiendo... ¡que rollo tan grande! ¡que complicado! También, siendo por completo honesta conmigo misma, me di cuenta que era "buena", esperando que más tarde o más temprano me retribuyeran la ayuda dada, de la misma forma, en la misma medida y con igual esfuerzo. Al no suceder así, de alguna manera me sentía abusada, usada, cosa que obviamente, en algunos casos así era.
Son tantos los seres invisibles que nos rodean, nos acompañan, nos aman, que no fué importante si existe o no un llamado angel de la ley; lo importante fué que llegó a mí algo que me hizo tomar conciencia y confrontar mis creencias y cambiarlas. Lo importante fue descubrir que ser "buena" de la forma como lo estaba siendo, no me traía felicidad ni gozo, sino todo lo contrario... me tenía prisionera del miedo y las expectativas. Lo importante es que aprendí que cuando hago cosas que me hacen felíz, siempre alguien además de mi, será beneficiado o ayudado sin tener que ocuparme de ello.
Concluyo diciendo que este blog no lleva la intención de "ayudar" a nadie ni ese es su fin. Me hace felíz tenerlo, me hace felíz expresarme y que alguien me lea... me hace bien coincidir con otras mujeres.
Soy buena conmigo misma: Hago cosas que me hacen felíz... y alguien más es beneficiado.
Agradezco al universo. Festejo mi vida.