jueves, 14 de mayo de 2009

Silencio

Hoy alguien habló de forma muy bonita sobre compartir el silencio. Me quedé en silencio, pensando que era generalizar demasiado ¡hay tantos tipos de silencio! No podría encontrar mejor forma de expresar lo que el silencio es, que la poesía que transcribo bajo estas líneas. En alguna época de mi vida, el silencio me remitía a lo doloroso, a la separación de los otros... a la soledad. Hoy me remite a lo luminoso, a la paz, a la unión con lo que sea, a todo y todos. Cuando estoy en silencio estoy conmigo y soy egoista. Cuando estoy en silencio, no me gusta compartir.


SILENCIO

He conocido el silencio de las estrellas y del mar
Y el silencio de la ciudad cuando calla
Y el silencio de un hombre y una mujer
Y el silencio por el que la música sólo encuentra su palabra
Y el silencio de los bosques antes de los vientos de la primavera
Y el silencio de los enfermos cuando sus ojos vagan por la habitación
Y pregunto: ¿Para qué cosas profundas sirve el lenguaje?
Una bestia del campo se queja unas pocas veces cuando la muerte se lleva a su cría.
Y nosotros nos quedamos mudos ante realidades de las que no podemos hablar.
Un chico curioso le pregunta a un soldado viejo sentado frente a un almacén
-¿Cómo perdiste la pierna?
Y el viejo soldado se queda sin palabras o desvía el pensamiento porque no puede concentrarlo en Gettysburg. Y vuelve jocoso y le dice: Un oso me la comió.
Y el chico se maravilla, mientras el viejo soldado mudo, débil, sobrevive a los fogonazos de los revólveres, al trueno del cañón, los gritos de los asesinados y a él mismo tendido en el suelo y a los cirujanos del hospital, los cuchillos y a los largos días en cama... pero si pudiera describir todo esto sería un artista.
Pero si fuera un artista debería haber palabras más hondas que él no podría describir.
Está el silencio de un gran odio
Y el silencio de un gran amor
Y el silencio de una profunda paz interior
Y el silencio de una amistad traicionada.
Está el silencio de una crisis espiritual, a través del cual, el alma, exquisitamente torturada, llega a visiones que no pueden pronunciarse, en un reino de vida superior.
Y el silencio de los dioses que se entienden sin hablar.
Está el silencio de la derrota.
Está el silencio de los injustamente castigados y el silencio de los agonizantes cuya mano de pronto toca la nuestra.
Está el silencio entre el padre y el hijo, cuando el padre es incapaz de explicar su vida y por eso mismo resulta incomprendido.
Hay el silencio que crece entre el marido y la mujer.
Hay el silencio de aquellos que fracasaron
Y el vasto silencio que cubre a las naciones quebradas y a los líderes vencidos.
Está el silencio de Lincoln, pensando en la pobreza de su juventud.
Y el silencio de Napoleón después de Waterloo.
Y el silencio de Juana de Arco diciendo entre las llamas, "Jesús Bendito"...revelando en dos palabras toda la pena, toda la esperanza.
Y hay el silencio de la vejez, tan lleno de sabiduría que la lengua no pronuncia las palabras, inteligibles para aquellos que no han vivido la gran extensión de la vida.
Y está el silencio de los muertos. Si nosotros, vivos, no podemos hablar de profundas experiencias, ¿Por qué asombrarse de que los muertos no nos hablen de la muerte?
Su silencio será interpretado cuando nos acerquemos a ellos.
Edgar Lee Masters



4 comentarios:

Klo Almeida dijo...

gracias paty es hermoso!!Al fin pude leerlo

Patricia dijo...

Me alegra que te haya gustado Clo.
Besitos,
Patricia

Anónimo dijo...

Raúl Salinas. Profundo, y mejor me quedo en silencio....

Patricia dijo...

Así es Raúl Salinas, es profundo ese poema. Me encanta. Me conmueve.
Besos.