Ya no hay obligaciones

Tengo algunas amigas que como yo, tienen como ocupación principal ser amas de casa y nos encontramos con que los hijos ya son adultos, nuestras responsabilidades disminuyen, tenemos bien dominadas las labores y nuestro día empieza a quedar vacío de actividades y obligaciones.

Tengo algunas amigas que llegado este punto ¡se sienten tristes, se deprimen y no saben que hacer! Es verdad que cuesta trabajo cerrar los ciclos, pero una vez que se hace, es posible (en realidad, muy fácil) empezar a disfrutar de todo aquello para lo que no había tiempo. Cada quien ha de buscar y encontrar lo que la hace felíz y los beneficios de haber llegado a este punto en la vida; en mi caso, vivo como un privilegio:

-Despertar y dormir exactamente cuando mi cuerpo lo pide ( ¡ouch! a los muchos años de levantarse a las 6 a.m.)

-Leer cuanto quiero (solo podía hacerlo en el baño y algún tiempo robado al sueño)

-Aceptar las invitaciones -de quien y a donde- me son gratas (había demasiadas obligaciones sociales, juntas, festivales, que por los hijos, que por el esposo, etc.)

-Retomar hobbies (estoy empezando a bordar de nuevo)

-Ver películas (muchas veces, de cansancio, me quedaba dormida)

-Jugar (soy fanática total de farmville y solitario)

-Estar y hacer en la computadora sin más límite que el que yo me pongo

-Conversar largamente y en el momento que la charla surge

-Ocuparme de las pequeñas cosas que me gustan, cuando tengo ganas

No somos justas con nostras mismas, si ahora, cuando podemos, no vivimos con placer el ser dueñas de nuestro tiempo. Así pues, a las amigas que aun no saben qué hacer, las invito a explorar las mil y más posiblidades que existen ¡no se vale aburrirse! y menos aún, estar tristes o deprimidas por este motivo.